El 52% de las empresas familiares está en riesgo de desaparecer por falta de institucionalización, ausencia de gobierno corporativo y poca preparación para la sucesión generacional. Solo el 3% tiene un nivel adecuado de progreso para garantizar su continuidad, y el 57% enfrenta riesgos por no tener definidos los procesos ni los tiempos de sucesión. Además, solo el 6% de las familias empresarias aborda los problemas de forma oportuna, lo que agrava los conflictos internos.

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